¿De que te sirve estudiar pobreza, desigualdad, desarrollo, si no vas a tomar posición por los pobres?


La fuerza de los revolucionarios no está en su ciencia esta en su fe, en su pasión, en su voluntad (J.C. Mariategui).

Un discurso común entre los estudiantes de Trabajo social, es el de considerar a los profesionales como “agentes de cambio”, como transformadores de la realidad compleja que nos afecta, que estudiando estrategias de desarrollo, enfoques de pobreza, necesidades humanas, etc. podremos acabar con la exclusión, la desigualdad.
En lo material solo nos sirve como objeto de estudio, que poco se refleja en la realidad cotidiana y que poco se relaciona con los actos que nos gustaría ver en la calle. A veces se nos olvida que los estudiantes de trabajo social poseemos características que nos unen con los otros sectores de la sociedad; como por ejemplo: el ser estudiantes, el ser poblador, incluso algunos trabajadores, es más, pertenecer a una misma clase. Es necesario e imprescindible decir que los cambios sociales no los realizan los “trabajadores sociales”, sino que un pueblo en su conjunto, organizado y movilizado desde las contradicciones que el mismo sistema impone.


Al alero del asistencialismo y la Beneficencia, han nacido distinto tipos de organizaciones e instituciones Públicas y Privadas, incluso empresas millonarias, para liberarse de pagar grandes sumas de impuestos, han tratado de dar soluciones a problemáticas como la pobreza, exclusión, deserción escolar, etc. Pero que, dentro de sus políticas y bajo el mismo sistema, han provocado los males que tratan de combatir. Sus posibles soluciones vienen a palear momentáneamente el dolor y la contradicción, pero cuando esta mediocre “medicina” se acaba, los síntomas rápidamente se asoman y mucho más agudizados y es que no han sabido o han ignorado, voluntaria o intencionalmente, el origen de tanta injusticia.

El capitalismo salvaje, el antagonismo de clases entre la burguesía y el proletariado, el Estado manteniendo al limite las contradicciones irreconciliables de clase, y por otro lado las organizaciones populares segregadas y mutiladas desde la contrarrevolución neoliberal, han desmantelado todo intento de organización, por lo cual el Trabajador Social, el estudiante de Trabajo Social, no ha podido construir organización ni siquiera dentro de su sector.

Educar y movilizar a su pueblo, son tareas un tanto alejadas para nosotros como estudiantes de Trabajo Social, sin embargo nuestros futuros colegas se han resguardado monetaria y profesionalmente en instituciones que no proponen ni apuestan a cambios estructurales de la sociedad, si no que mantienen el carácter benéfico y funcional al sistema imperante.


¿De que nos sirve reconocer las injusticias?… ¿De qué nos sirve conocerlas y verlas, si no tomamos posición, si no actuamos?