TRABAJO SOCIAL Y LA CONSTRUCCIÓN DE SUJETOS COLECTIVOS

TRABAJO SOCIAL Y LA CONSTRUCCIÓN DE SUJETOS COLECTIVOS
Viviana Carolina Páez Lozano
“Somos solo lo que hacemos para cambiar lo que somos”
Eduardo Galeano


Los desarrollos teóricos y conceptuales del Sujeto se ubican históricamente en una evolución y caracterización del mismo como parte integral de la configuración de las sociedades, donde las diferentes ciencias humanas y sociales aportan una gran cantidad de elementos en su conceptualización. Sin embargo, simultáneamente, al igual que en la conceptualización y configuración de las ciencias sociales, el Sujeto toma connotaciones diferentes y especificas
desde la ciencia que lo estudie y configure, generándose así una fragmentación del sujeto, similar a la fragmentación de las relaciones sociales y la sociedad como objeto de estas ciencias. Por esta razón, uno de los objetivos propuestos en este Trabajo, hace referencia a la conceptualización integral del sujeto en una lectura histórica, política y social del mismo.

La fragmentación del Sujeto generada al interior de las ciencias sociales lo ha focalizado en correspondencia con la especificidad de la ciencia social que se aproxime a él, haciéndose sujeto étnico y cultural para la antropología, producto económico o productor para la economía, sujeto político para las ciencias políticas y parte constitutiva de la sociedad para la sociología.
Se definen como sujetos “los individuos que tienen conciencia de sí mismos, una conciencia que los lleva a tener toda la voluntad de influir sobre su yo y su circunstancia, asegurando por medio de sus actos, la protección y extensión de su libertad.” 3 Se le considera al sujeto, un actor social e histórico que al decir de Touraine, constituye la figura central de la Modernidad.
Los sujetos entonces, han construido una conciencia, una identidad y un proyecto. Proyecto en términos de una sociedad mejor, mejor en tanto los valores que la sustentan y que por su contenido humano son lo opuesto al individualismo y la desintegración social promovidos por
la modernidad liberal. Este sujeto, como actor social tiene la vocación de influir sobre su destino, de transformar la vida social en la cual está inserto.

El sujeto, así entendido, es más que un individuo asilado de la sociedad y de la especie humana, como biológicamente se estudia, explica y comprende un ejemplar de la especie objeto de su estudio. Acá, la particularidad con las ciencias sociales y humanas es esencialmente que este individuo es además, producto de una serie de elementos que lo configuran dentro de la sociedad, al tiempo que es productor de la sociedad y de los elementos que configuran a los individuos dentro de esta.

Este estado de producto productor, genera en la especie humana lo que las ciencias sociales han de nominado sujetos, los cuales como mencionábamos, cuentan con conciencia de sí mismos y de su entorno.
A su vez esta conciencia permitirá en los sujetos una posibilidad de autonomía, de autodefinición y definición de las relaciones que considera deseables con sus congéneres y con los que no lo son, determinase un proyecto de vida y un proyecto de sociedad que se acerque a sus intereses. Por supuesto esto no es posible si este individuo decide no decidir respecto de cada aspecto de sus relaciones sociales y humanas, aquí nos encontraremos con sujetos recortados que se permiten que los demás decidan por él en un ejercicio de elección de lo deseable para él mismo. “Solo quien no ha renunciado a decidir ni delega sus decisiones es capaz de decidir por sí mismo de modo irrenunciable e intransferible”

En la relación sujeto como producto de este entramado de relaciones, encontramos como elementos condicionantes del sujeto la socialización, la cultura, la ubicación socioeconómica, y el sistema capitalista de producción como forma de organización social dominante.
“La inserción del sujeto en la estructura socioeconómica, determina sus intereses de clase, de los cuales de derivan los objetivos y estrategias que movilizan la acción social”5 Esta ubicación al interior del sistema de producción como determinante del sujeto y su configuración nos ubica en los retos y desafíos de la autodeterminación del sujeto, objeto de este estudio monográfico, en su relación con las posibilidades de incidencia de Trabajo Social desde su quehacer profesional.

Para este momento, la cadena de relaciones que determinan al sujeto, se convierten a su vez
en relaciones determinadas por los sujetos, tanto las formas de socialización, la cultura, como el sistema capitalista y las diferentes formas de relación entre unas y otras se encuentran conformadas por las relaciones entre los sujetos (como vimos, conscientes y con proyectos de vida y proyectos societarios). Vemos como las relaciones entre las instituciones, las ideologías y los sujetos conforman una red indivisible de causas y consecuencias dialécticas entre sí que dificultan una lectura clara, general y apropiada en la construcción de sujetos. De la misma manera como las ciencias sociales y el positivismo han intentado fragmentar la sociedad, se ha intentado fragmentar al sujeto en su estudio, comprensión y construcción, convirtiéndolo a su vez en sujeto para los análisis de la psiquis, de sus relaciones con los otros, de su cultura, de sus territorios, de su etnia, de su sexo, de su genero, de sus condiciones físicas, todo por separado.
El objetivo entonces es hacer evidente la relación dialéctica que existe entre lo que Marx denomina superestructura, como las ideologías, culturas e imaginarios que regulan y refuerzan el sistema capitalista de producción, y la infraestructura, como las instituciones y organismos que la determinan y condicionan, entre ellos el Estado, el Mercado y las clases sociales. Hay, por consiguiente, una dependencia natural de las producciones de la conciencia respecto a la infraestructura, en cuyo seno se forma la conciencia.

Estas formaciones de la conciencia, a su vez, pueden reaccionar sobre la infraestructura, pero sólo dentro de los condicionamientos creados por la primera dependencia. En otros términos, las superestructuras, aunque activas, no pueden romper solas, en cualquier forma y momento, las condiciones materiales que las han producido.
Es por ello que al buscar una explicación o comprensión de la sociedad y las relaciones que la configuran, los análisis quedan siempre con cosas por decir, pues se hace cada vez más desafiante el dar cuenta de las problemáticas sociales de la parte de realidad en la cual nos ubicamos ubicándonos en un contexto que integra cada otra parte que aunque diferente la configura y determina como sí misma. “Así, cada fenómeno social tiene su explicación, el porqué en sus distintas acepciones, las circunstancias del entorno inmediato en el orden local, su resonancia en lo regional y su explicación en el contexto internacional” Ahora, me propongo diferenciar la categoría de sujeto incorporando características que lo clasifique o tipologicen como sujeto individual aquel que reproduce y hace parte de la historia, sujeto social como aquel que adquiere conciencia histórica y construye su sentido como generador de historia, sujeto político como aquel que además de tener conciencia histórica actúa buscando la transformación de la realidad social y sujeto colectivo, especialmente como aquel que imprime de sentido la transformación de esta realidad en relación con los otros y con la organización social.
Algunas lecturas del sujeto
En un primer momento, encontramos el sujeto como individuo , como unidad de análisis y de conformación de la sociedad. Esta nueva segmentación del sujeto como átomo, partícula, individualidad se ubica como respuesta a una naturalización de la individualización, como reconoce Faleiros, “Las propuestas neoliberales de reducción del Estado, de focalización de
las políticas, de responsabilización individual, refuerzan la idea de un sujeto que es responsable por si mismo, de que debe ser culpabilizado por su suerte, debida a su incapacidad en competir debidamente. El desplome de los derechos sociales por el neoliberalismo, la visión de la desigualdad como natural, retoma las tesis de Malthus de biologización o naturalización de lo social y de lo político.” En este sentido, el sujeto como responsable de si mismo, se encuentra frente a un estado de las cosas donde la política es que “se las arregle como pueda” pues se encuentra en libertad de hacerlo y en igualdad de condiciones en el mercado para lograr sus objetivos.
Como productor este sujeto se encuentra tan íntimamente ligado a las estructuras de la sociedad que en su desarrollo individual y fragmentado es el mejor reproductor, reflejo de las
condiciones sociales establecidas, y por supuesto funcional a los intereses de los sectoresdominantes y de las ideologías en las que se sustentan los valores de la sociedad capitalista.
A su vez el sujeto social es un individuo naturalizado que se organiza para la satisfacción de sus necesidades y la preservación de la especie.
Se menciona el ser humano como social de la misma manera como nos referimos a los chimpancés, las hormigas y otras especies como sociales. Sin embargo, el sujeto social carece de sentido por cuanto la asociación de los seres humanos implica no solo un objetivo, sino también una intencionalidad, unos medios para conseguirlos y un significado que da importancia y trascendencia a su accionar cotidiano. Es por medio de estas asociaciones que se generan vínculos que determinaran el deseo o rechazo de la organización.
Esta tipología de sujeto, como producto del entramado de la sociedad, a partir del reconocimiento de su historia y de su necesidad de relacionarse con otros sujetos en busca de su bienestar, al igual que el sujeto individual se encuentra relacionado funcional con la sociedad, sin realizar cuestionamientos a las relaciones que lo configuran haciéndose así en la misma medida y utilidad producto y productor de las condiciones sociales políticas y culturales en las cuales se encuentra.
Las acepciones de sujeto político , suelen entenderse y reducirse, por malas lecturas de este concepto, en el peor de los casos como politiquero, militante, activista o el denominado “mamerto”, esto gracias al fastuoso proceso de despolitización y deslegitimación de la política
como elemento inherente al ser humano abanderado por el mercado y la publicidad, en busca
de la potencialización del consumo y de la alineación humana; o en el mejor de los casos, este es entendido como el sujeto que a partir del reconocimiento de su historia, se plantea un proyecto de vida y un proyecto societario acorde a sus valores, sus deseos e ideales.
“…dándole una dimensión más compleja al concepto de sujeto social y convertirlo en sujeto
político, es decir en un sujeto que no solo se reconoce con conciencia histórica si no que actúa buscando la transformación de su historia. “ 8 En este sentido, el carácter de producto de este sujeto se encuentra plenamente identificado y apropiado, por lo que en su condición de productor, este sujeto elige sus fines y medios para lograrlos en perspectiva de incidir y trascender en la realidad.
A pesar de ello, el concepto de sujeto político continua planteándose el individuo en particular como el que desarrolla sus proyectos para, con y en sí mismo, evidenciando su relación con los otros, mas no la relación de su proyecto con los proyectos de los otros, con y para ellos. Estos aspectos colectivos son trabajados al igual que los derechos colectivos, en primacía de los objetivos del grupo o comunidad que se encuentre organizada, donde no cabe pensarse la diferencia de quien aun no hace parte o no coincide con nuestros particulares objetivos, olvidando que las acciones y metas planteadas por cada individuo, grupo o comunidad generara dentro del entramado societario un efecto positivo o negativo en ese otro desconocido.
Nuevamente aparece aquí un sujeto que desde la lectura de la documentación se lee como la
organización social que proyecta y trabaja armonizando las necesidades familiares con los propósitos de construcción de territorio comunal e incluso mas allá de este, la documentación
nos indica que este actor aparece como una forma de organización efectiva y eficiente, y que proyecta esas capacidades en una relación con instituciones del sector publico y privado, cuando en realidad este sujeto continua arando para su lado.
En medio de algunos apellidos que podemos encontrar y asignar al sujeto, tales como político, social, de derecho, asistencial, colectivo y cualquier otro, me propongo entonces acercarme al sujeto colectivo en particular como elemento de análisis que se plantee desde el Trabajo Social como objeto de intervención, o mejor dicho, de interacción profesional.
El sujeto colectivo entendido como esta organización consciente de sí misma, de su historia y con proyectos en común, aun carece de sentido, pues no es muy común ver organizaciones que con la consecución de sus objetivos se plantee los efectos que generarán en su contexto y su entorno.
Para colocar un ejemplo, podremos evidenciar la fragmentación que al interior del sector obrero genera el sindicalismo, dado que fácilmente podremos encontrar en una misma empresa dos o más organizaciones sindicales, así como por sector se encuentran un gran numero mas, y cada vez se hacen más lejanas las posibilidades de unidad en el sector obrero. Lo que a primera vista parecería organizaciones con objetivos comunes, con una misma reglamentación que los integra y con integrantes que se encuentran en similares circunstancias, termina siendo una división, de la división generada en la división social del trabajo.
Lo mismo podríamos mencionar con cada uno de los sectores, grupos etáreos, poblacionales, regionales, nacionales y demás formas de fragmentación que las ciencias sociales hemos constituido como categorías de análisis, entre ellas los grupos de genero (cada vez mas dispersos y confrontados), los grupos étnicos (ahora los afro descendientes compiten con los indígenas por prebendas y a su vez los indígenas entre ellos), los desplazados vs. Madres cabeza de hogar y la tercera edad frente a los jóvenes.
También, la concepción de sujetos colectivos suele confundirse con la identificación y potencialización de comunidades y de lo comunitario como espacio de construcción de sujetos y de proyectos sociales de desarrollo y progreso de sus territorios e integrantes.
Dentro del criterio de comunitario se encuentran denominaciones como: participación comunitaria, desarrollo comunitario, autogestión comunitaria, trabajo comunitario, procesos
comunitarios, educación comunitaria, empoderamiento comunitario y otras denominaciones
de carácter disciplinar como justicia comunitaria y sociología comunitaria. Sin embargo, la comunidad no se configura como sujeto colectivo por contar con varios integrantes que se identifican dentro de la misma, como tampoco los integrantes se configuran como sujetos colectivos por pertenecer a una comunidad.
Entonces el sujeto colectivo se encuentra caracterizado como el sujeto integralmente constituido con consciencia de sí mismo y de los demás, con reconocimiento de sus historias,
de sus relaciones y responsabilidades compartidas, y con posiciones políticas que conformen
un proyecto personal y societario que incluya a los demás, hasta los que no comparten este proyecto. Este se configura como el sujeto en capacidad de hacer historia, como se hace de verdad, en sociedad. Un sujeto trascendente, con la capacidad de reconocer su incidencia en la sociedad por medio de cada acción cotidiana que a pesar de insignificante que parezca, genera unos impactos en su entorno y en los proyectos de los otros tanto como en el suyo mismo.
“En este marco el sujeto representa una potencialidad realizada en términos de determinadas
alternativas de sentido, esto es, pasa de la pura potencialidad propia de la primera dimensión en la que se contienen múltiples posibilidades de sentido, a la concreción de una alternativa particular de sentido” Me parece que el aporte de Zemmelman cuando nos habla de subjetividad, es que nos pone de presente una construcción que va más allá de lo individual, implica un concepto de lo social a partir de ese dinamismo particular que son los sujetos, los que en últimas se expresan desde los nucleamientos de lo colectivo, ubicándolos en el plano de la relación de ínter subjetividades desde la cual los individuos y los grupos sociales por medio de sus prácticas materiales y simbólicas realizan su propia construcción de la realidad, constituyendo entonces, una subjetividad social particular.
Los elementos que planteo como configuradores del sujeto colectivo corresponden mas que a
una caracterización del mismo a una asignación de sentido que por medio de los significantes asignamos todos los seres humanos a nuestras acciones, y en palabras de Manuel Antonio Garretón, “lo que cabe es afirmar la necesidad de los espacios de sentido para que la gente pueda ir definiendo sus propios proyectos en los diversos niveles en que se pueden constituir
como sujetos. Esto significa necesariamente reconstruir polis, espacios de encuentro o sociabilidad y de fijación de orientaciones, a nivel local, nacional, supranacional y mundial.”
es decir, “repolitizar” la sociedad, lo que contrasta con la actual tendencia a la despolitización
creciente de ésta; de lo que se trata es que los distintos agentes sociales no sólo “se muevan
en la historia”, como diría Gabriel Salazar, sino que también “muevan la historia”.

Se hace entonces necesario ubicar dentro de esta configuración del sujeto colectivo el último
elemento, no por eso menos importante, que fortalece y consolida este tipo de sujeto: su potencial emancipador. “Veo la emancipación como un proceso de rupturas, con el orden establecido, como negación de la dominación, y, al mismo, tiempo, producción de si mismo
por una nueva relación con el otro y con el contexto.”
El Trabajo Social y el sujeto colectivo
Sin embargo, las aproximaciones que desde Trabajo Social se encuentran como referencia a un concepto o acercamiento al sujeto, no dan cuenta de la construcción de sujetos colectivos, entendidos estos, como la organización de individuos, conscientes de si mismos, perneados por la cultura, la economía, la política, que se reconocen en la historia y su historia, haciéndose participes de esta y en consolidación de un proyecto de transformación social y de emancipación humana que se base en los valores de la justicia y la dignidad.
El sujeto al que hace referencia Trabajo Social considera al ser humano empobrecido, marginado o problematizado, el cual hace parte del objeto al cual la profesión debe su accionar y la disciplina su investigación y explicación.
Como tal, el sujeto se encuentra desvinculado de sus relaciones con las instituciones y estructuras sociales que lo configuran y determinan o le proporcionan los elementos requeridos para configurarse.
Desde este punto de vista conservador, la profesión y su que hacer se encuentran referido a
la atención de los problemas sociales identificados y reconocidos por las instituciones – entre
ellas el Estado y la ejecución de las políticas publicas formuladas por el Estado en respuesta a las problemáticas anteriormente referidas. “En la mayoría de los campos en donde se desarrolla este tipo de Trabajo Social la asistencia está focalizada hacia aquellos sectores de población que se apartan de los estándares mínimos de bienestar social, establecidos oficialmente (excepto en situaciones de crisis generalizada como una guerra o un desastre natural)” 12 . También se encuentran en el marco de esta concepción de la profesión las propuestas que propenden por el fortalecimiento de las redes sociales, de las relaciones sociales en busca de la coordinación de acciones entorno al bien común o particular de cada organización, comunidad e individuo con quien se intervenga. El efecto, según Mota, de esta
practica profesional esta en despolitizar la problematización del trabajador acerca de sus condiciones de vida y de trabajo, metamorfoseándola en un desahogo momentáneo, emocional, individual.
“El modo como hemos ido nombrando a los sujetos de nuestras intervenciones sin entrar en
un detalle exhaustivo en los términos utilizados, da una idea de esta evaluación otorgada y el
modo en que hemos priorizado en forma determinada sus condicionamientos sociales, culturales y económicos por sobre su propia condición de sujeto designándolo doblemente;
como diría Margarita Rozas, hicimos de él no solo un sujeto pobre sino un pobre sujeto.” 13
De esta manera, la intervención profesional en Trabajo Social referida al sujeto se identifica
como mencionaba Castells en referencia al “Sujeto Asistencial”, predeterminado, subvalorado, estigmatizado por las condiciones sociales y económicas con las que cuenta.
De esta manera respecto de la intervención, “Se encuentra un sujeto especifico propio de la
profesión: los “pobres”, los carentes o en la mejor de las hipótesis, los asistidos por las políticas sociales donde trabajan estos profesionales.”
Así una trabajadora social en sus espacios de intervención con niños Plantea en el fortalecimiento de las expectativas sociales “explicarles claramente a los niños cuales son las
conductas aceptadas socialmente y cuales no.” 15 Estas formas de acción que reproducen las
formas de relacionarnos según el orden establecido son aplicadas en un gran numero de espacios en los que podría asegurar que, dado que este tipo de profesional no se cuestiona acerca de “las conductas socialmente aceptadas”, ni por equivocación tendría la capacidad de “explicarles claramente a los niños” porque se justifica y se hace deseable asumir conductas socialmente aceptadas o las que no lo son.
“Las reflexiones anteriormente señaladas y la experiencia vivida como trabajadora social inserta en la academia me llevan a una fuerte preocupación. Percibo que tanto alumnos como numerosos colegas con especifica dedicación profesional en la intervención directa, buscan indagar la cuestión de la vida cotidiana de los sujetos desde un marco referencial preconstruido, como si estuviera por encima de hombres y mujeres concretos, como si el sujeto colectivo del que se habla cobrara autonomía y nada tuviera que ver con los individuos de carne y hueso cuyas relaciones y articulaciones constituyen eso de lo social. Como indicador
de tal escenario, aparecen los diagnósticos generales, sin especificidad, sin datos contabilizables que van mas allá de descripciones que cualquier persona con cierta formación
puede realizar, desdibujando y debilitándole carácter profesional de la intervención.” Comparto totalmente la preocupación de Susana Malacalza, al mimo tiempo que denuncio la
invisibilización de esta realidad profesional que hace de los profesionales de Trabajo Social, de sus docentes y de sus estudiantes los tradicionales “idiotas útiles”, bajo la fantasía de un trabajo respetable y socialmente aceptable mientras que sus acciones no son mas que muestra de la carencia de dignidad y de justicia de la sociedad. Como menciona Martinelli, respecto del proceso de reproducción, “la ausencia de identidad profesional fragiliza la conciencia social del colectivo profesional, determinando un precurso alienado, alienante y alienador de practica profesional” (Martinelli, 1997) Es por ello que dentro de la disciplina, se hace pertinente reconocer esta cercana relación con los sujetos, plantearnos la conceptualización del sujeto con el que establecemos este contacto, dar explicación a la red de interrelaciones de los sujetos entre sí y de estos con las estructuras, entidades, organizaciones y sectores que se encuentran en su entorno, y acercarnos al conocimiento de los fenómenos sociales que dentro del contexto identificamos generando una teoría de lo social. Ahora bien, por otro lado, dentro de esta profesionalización o cualificación de la intervención social realizada desde Trabajo Social cabe preguntarnos cuál es la lectura de sujeto, su caracterización, sus relaciones con los otros, cual es la lectura de los sujetos colectivos y cuáles son nuestros aportes en la construcción de estos sujetos colectivos. “Aquel que dice no gustar de la política, adora ejercitar la política conservadora” Arturo Sergio Se identifica dentro de los acercamientos al trabajo social y sujeto colectivo lecturas muy generales, tanto del sujeto colectivo, como de su relación con Trabajo Social. Por una primera parte, el sujeto colectivo, es identificado y caracterizado como un grupo o colectivo de individuos que comparten algunas condiciones sociales y carencias dentro de un espacio determinado, pero como mencionábamos anteriormente este concepto de sujeto colectivo se plantea muy generalmente sin realizarse una identificación clara y detallada, de los sujetos que reverenciamos. Por otra parte, la relación existente y la deseable respecto de Trabajo Social con los sujetos colectivos se encuentra latentemente dentro de la documentación evidenciada como referencia para la realización de este acercamiento conceptual, justificándose de esta manera la realización de este Trabajo.
Trabajo Social como profesión, en encuentro directo con los sectores sociales y sus problemáticas, en relación con la construcción de sujetos colectivos ha desarrollado e incorporado tanto metodológica como conceptualmente elementos amplios de análisis en especial con la comunidad y el trabajo comunitario. “La comunidad no pude ser conceptuada como una realidad autónoma que pueda ser identificada por elementos distintos del ámbito societal en la cual se sitúa. Porque la sociedad en su proceso de reproducción se expresa en situaciones sociales diversas que asumen características particulares en atención a la complejización de viejos y nuevos problemas.” Sin embargo, como mencionábamos en el capitulo anterior estas acepciones no trascienden de la comunidad especifica con la que el profesional establece una relación.
“Para trabajo social comunitario la comunidad puede ser entendida como las formas de organización social que los distintos sectores, clases, etnias, etc. Se dan para reivindicar susintereses y para concretar con los demás ese mínimo vital que se considera que da identidad a los conglomerados en que se organiza la sociedad.” Olvidándose de esta forma de las relaciones intrínsecas de las comunidades entre sí y con los sujetos e instituciones que los
rodean.
“Hacer Trabajo Social es construir sujetos colectivos: personas, grupos, comunidades en su hacer juntos, en su transformar su mundo humano y material, se descubren como actores solidarios, eficaces, capaces de enriquecer sus vidas y de trascender sus limites, sus pobrezas de marginación y de exclusión, de ausencia de recursos materiales y de acción. Cuando esta teoría implícita se hace consciente, el hacer se hace reflexivo, el hacer genera un conocer y el hacer de otros: el actor social se conoce a sí mismo en su acción, se define ante si y ante otros, se afirma, se legitima y desarrolla su capacidad de defender, de reivindicar”. (Valdés, 1992). Estas morales, además de ser puras especulaciones no orientadas hacia la acción, son ilusorias, pues la conciencia cree haber encontrado valores absolutos y eternos mientras que, en realidad, no ha podido más que absolutizar etapas históricas del proceso de producción del hombre (sobre el que la conciencia no puede adelantarse, ya que no es sino la conciencia del ser condicionado). Desde la “perspectiva critica” el Trabajo Social se ubica “… como una practica de intervención social, portadora de una intencionalidad transformadora en la que interactúan un conjunto de actores, siendo el trabajador social un actor mas entre otros de carácter social y político de instituciones… interviene directamente sobre los problemas, necesidades y demandas sociales de personas, grupos y comunidades aportando una combinación de recursos de distintas naturalezas y abordando simultáneamente objetivos educativos, organizativos y gestionaríos.” (Sánchez y Valdez, 1990) Así, a partir de esta perspectiva de intervención, los actores sociales, sujetos del contacto profesional de los trabajadores sociales son tomados en cuenta como esa integralidad de elementos que constituyen tanto a cada individuo, como a la sociedad en general.
Sin embargo, el ejercicio profesional en Trabajo Social como cualquier otra profesión, se encuentra inscrita en relaciones interinstitucionales y estructuras sociales que no pueden ser
invisivilizadas al momento de realizar una conceptualización, por lo que es necesario reconocer una relación o vínculo laboral del profesional. Para nuestro caso, y como mencionábamos anteriormente, como agentes de ejecución de políticas públicas y atención de problemas sociales nos enmarcamos en una relación laboral en primera instancia con el Estado como empleador y a partir de este, con las instituciones gubernamentales que este administra. Aquí entonces el profesional se caracteriza como “un trabajador asalariado, reclutado fundamentalmente por el Estado (no exclusivamente) para ejecutar políticas sociales publicas, como respuestas oficiales a las cuestiones sociales, de forma tal de mediar intereses de clases, disminuyendo conflictos y propiciando la acumulación capitalista.” De la misma manera, y mediante el proceso de implementación del proyecto neoliberal (en especial en los países del denominado Tercer Mundo), las organizaciones no Gubernamentales se posesionan como entidades subcontratadas por el Estado en convenios que les conceden las funciones que anteriormente cumplía el Estado, entre ellas la ejecución de las políticas sociales, convirtiéndose estas organizaciones del tercer sector en los siguientes empleadores de profesionales de Trabajo Social.
Así entonces, la función del Trabajo Social (como cualquier profesión) es ser funcional al sistema, al Estado, al mercado y a sus instituciones. Con esto entonces se presenta una contradicción por cuanto trasformar los problemas sociales, solucionar la cuestión social y
propender por formas diferentes de producción y de relaciones sociales es subvertir el Estado, el sistema y sus instituciones eliminando, a su vez, la legitimidad otorgada a Trabajo Social. Esta contradicción plantea entonces como posibilidades, en un primer momento, el mantenimiento y reproducción del sistema mediante el ejercicio profesional o, por otro lado,
buscar una transformación de estos problemas y eliminar la necesidad de una profesión que los atienda; en otras palabras propender por la eliminación de nuestra profesión.
Este reconocernos dentro de un contexto histórico, económico y político nos lleva entonces a
hacer una lectura diferente de la profesión de Trabajo Social, donde la contradicción no puede ser ni pasada por alto o invisibilizada, ni superada mediante una radicalización del ejercicio profesional; quedando entonces enmarcados en un ejercicio profesional que nos permita incidir en la transformación de las condiciones de desigualdad, e injusticia social, en la medida de lo posible, dentro del cumplimiento de la función social que ha sigo asignada y que legitima al Trabajo Social en la realidad actual.
Como componente central de este Trabajo el sujeto colectivo no solo implica la contradicción
que plantea la escisión del sujeto “objeto de intervención profesional”, sino a su vez implica un desafió de construcción personal de este sujeto y de profesionales del Trabajo Social identificados como sujetos colectivos. De esta manera, entonces, el desafió hace referencia
a la construcción de proyectos profesionales y societarios que integran a estudiantes, docentes y profesionales en una elección libre y (sobre todo) conciente de la justificación y necesidad de la transformación social a partir de un posicionamiento éticopolítico en Trabajo Social.

1 Ponencia presentada al Primer Foro Social de Trabajo Social Chileno, realizado en la Universidad Academia de
Humanismo Cristiano los días 1 y 2 de Septiembre de 2006.
2 Universidad Nacional de Colombia. livianapaez@hotmail.com Tel: 5716309226
3 PINTO, Julio y SALAZAR, Gabriel. Historia Contemporánea de Chile. Ed: LOM, Santiago, 1999
4 SANTANA, Marta. Pretensiones de Mayoridad en un Sujeto Disculpado. Trabajo Social y las Nuevas
Configuraciones de lo Social. Maestría en Trabajo Social, Facultad de Trabajo Social, Universidad
Nacional de Entre Ríos. Ed. Espacio Buenos Aires, 2001
5 PINTO, Julio y SALAZAR, Gabriel. Historia Contemporánea de Chile. Ed: LOM, Santiago, 1999.
6 BERNAL chitita, Myriam Imelda. Ponencia presentada en XI Congreso Colombiano de Trabajo Social
Manizales 2003 (Memorias)
7 FALEIROS, Vicente de Paula. LA CRÍTICA A UNA POLÍTICA DEL SUJETO, Texto Destinado Exclusivamente a los participantes del 2º Encuentro Latinoamericano Zona Sur. Osorno 05 Febrero de 2002

8 TORRES Liliana Patricia, Conferencia La Construcción del Sujeto Social y Trabajo Social, XI
Congreso Colombiano de Trabajo Social Manizales 2003 (Memorias)
9 Zemmelman Hugo, Emma León: Subjetividad: Umbrales del pensamiento social, edit Antrophos,1997
10 GARRETÓN, Manuel Antonio. La Sociedad en que Vivi(re)mos. Introducción Sociológica al Cambio de Siglo. Editorial LOM, Primera Edición Santiago de Chile, 2000, Página 101.
11 FALEIROS, Vicente de Paula. LA CRÍTICA A UNA POLÍTICA DEL SUJETO, Texto Destinado Exclusivamente a los participantes del 2º Encuentro Latinoamericano Zona Sur. Osorno 05 Febrero de 2002
12 MONTAÑO, Carlos. La Naturaleza del Servicio Social. 2 Edición. Cortez Editora Sao Paulo, 2000



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Igor Goicovic Historiador e investigador de la violecia politica en Chile.
compartimos el siguiente video.
"Delincuencia, vandalismo, lumpen. Con esas tres simples palabras, los medios de comunicación masivos acostumbran a resumir los hechos de violencia que se producen en contextos de manifestaciones populares, como la del reciente 21 de mayo, en Valparaíso.

La Unidad Básica Móvil de Comunicación quiso profundizar en este tema y para ello conversó con el historiador e investigador de la violencia social, Igor Goicovic.

Para ver capuchas, fuego y uniformados cayendo al piso prenda su televisor, pues en este nuevo informe encontrará más análisis que encendidos y limitados juicios sobre los que "se portan mal".

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difamadores- we are sudamerican soviets

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acerca de la Violencia.



Acerca de la violencia.

En estos agitados tiempos, en donde enfrentamientos entre el pueblo y las fuerzas policiales, todo esto muy manipulado por los medios de comunicación, según los intereses de sus propietarios, es preciso recalcar que los hechos “violentos” siempre han existido históricamente, no solo por el pueblo mapuche y pequeños campesina sino que por pobladores, trabajadores, estudiantes etc.

Ahora bien, ¿que es lo que realmente entendemos por violencia?
Primero es necesario mencionar que la violencia es un atributo exclusivamente humano, ya que esta consiste en violar la ley de la naturaleza (con un acto violento) para poder vivir, así mismo la violencia ha sido principal actividad del hombre, el trabajo, actividad que ha permitido el desarrollo de la especie humana, por lo tanto esta es la fuerza motriz de la historia.




En las relaciones sociales, el origen de la violencia esta dado por condiciones objetivas como lo son el Imperio de la propiedad privada y la división de la sociedad en clases y esta se expresa en la aplicación de distintas formas de coerción como acciones armadas, manipulaciones, represión, etc. Todo esto para mantener un dominio económico y político.

Es necesario comprender, que existe un tipo de violencia mucho más cruda que la coerción del Estado Burgués, y esta es la violencia que se expresa espontáneamente, la del hambre, la de la miseria, del abandono, de la denigración del hombre y de la mujer.

Marx, nos dice; “la violencia es la partera de la historia” y esto se demuestra claramente revisando a las sociedades divididas en clases, y que los cambios revolucionarios nunca han sido sin violencia, ya que esta nace para destruir un orden social determinado, y son los hombres quienes la ejercen necesariamente ya que está determinada, ya que ninguna clase dominante cederá voluntariamente su poder económico, solo queda el camino de la violencia, ni como un fin ni como una lucha exclusiva.

El Estado burgués, utiliza todo su aparato estatal como dominio de una clase sobre otra, los medios de comunicación de masas, sus F.F.A.A., sus leyes, partidos politicos,etc.

Para terminar con las diferencias de los hombres es imprescindible el reconocimiento de la Violencia, que no podemos prescindir de ella para romper la explotación, y segundo que la violencia se siente, se ve, no se necesitan militares fuera de nuestras casas para vivirla, se expresa día a día, con la explotación de hombres y mujeres, niños y niñas, ha estado históricamente en las sociedades divididas en clases, la revolución nutre a la violencia, solo por medio de esta se rompe el orden social establecido, solo por medio de esta se construye una sociedad nueva.


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