Educacion : arma de los poderosos.



Compañe@s:

Cordialmente los invitamos a participar de este foro, a realizar el día martes 2 de junio, en al sala B-108 de la universidad católica de Temuco.

Creemos firmemente que estos dos temas a discutir son fundamentales para el desarrollo crítico de los estudiantes de nuestra disciplina. Además de comprender que la educación es un arma en beneficio de la clase domínate para reproducir la explotación del hombre.

De la conciencia social ala conciencia de clases.





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HISTORIA DEL TRABAJO SOCIAL / PRIMERA PARTE: DE LA AYUDA AL OTRO, A LA NECESIDAD DE LA PROFESIONALIZACIÓN DE LA AYUDA SOCIAL




El siguiente artículo, consta de 4 partes, donde presentaremos una revisión histórica del TRABAJO SOCIAL, desde una mirada crítica, con el objetivo de develar las contradicciones de nuestra profesión, y así contribuir al desarrollo de un trabajo social conciente y activo frente a los problemas sociales y políticos que afecta a nuestro pueblo.

Las tres partes que le siguen a este artículo que se presentaran en las siguientes publicaciones se centraran en la historia del trabajo social latinoamericano.


De la ayuda al otro, a la necesidad de la profesionalización de la ayuda social

Para analizar los inicios de la ayuda social nos retornaremos a las sociedades primitivas que, por su forma de organización gentilicia, en donde las uniones de sangre eran férreas y los lazos de parentesco tenían una fuerte influencia en el orden social, existía una gran ayuda mutua entre los integrantes de las gens y de la tribu. La tribu o clan era quien se encargada de la ayuda a los necesitados, si algún integrante de la tribu tenia problemas como enfermedades o algún otro, era esta misma la que se encargaba de solucionarlo.

Al desarrollarse la ganadería y la agricultura se abrieron manantiales de riquezas, las cuales, dieron origen al excedente y a la aparición de la primera mercancía (el ganado), produciéndose el intercambio entre las tribus, esto dio pie para que se pudiera desarrollar libremente la propiedad privada y los antagonismos de clase, surgiendo así la necesidad del origen del Estado.

Al quedar dividida la sociedad en clases sociales, se genera por un lado a una minoría dueña de los medios de producción y por otro a una mayoría separada de estos, quienes fueron cayendo en la esclavitud.

Al aparecer estas nuevas condiciones sociales, se generan nuevas formas de ayudas donde ya la comunidad no es la encargada de solucionar los problemas, si no que eran privadas, estatales y religiosos. Podemos observar que desde el código de Hamurabí y las religiones más antiguas se encontraban presentes principios de ayuda a los desposeídos y necesitados, caracterizados por ayudas de auxilio y de limosna. En el Islam uno de los deberes religiosos esencial era la limosna a los necesitados. En la edad Media la Iglesia Católica era la encargada de prestar dicha ayuda a los pobres. Con esto, podemos concluir que las religiones dan comienzo a la asistencia social, con un sentido de caridad y ayudas de beneficencia a los más desposeídos, con el objetivo de salvar su propia alma a través de la ayuda al otro.

Con el triunfo de la revolución burguesa, el naciente capitalismo, a pesar de todos los adelantos científicos y tecnológicos que trajo la revolución industrial, estos fueron destinados solo a las clases dominantes, dejando a una gran masa de personas en paupérrimas condiciones de vida. La acumulación de capital aumenta y mientras mas crecía la riqueza, mas crecía la pobreza y la proletarización de todos los sectores (campesinos, artesanos, pequeños comerciantes etc.), el capitalismo no acaba con las contradicciones del sistema feudal del cual nace, sino que trajo consigo nuevos métodos y formas de explotación y dominación, nuevas clases sociales, por un lado a un proletariado obligado a vender su fuerza de trabajo para sobrevivir en pésimas condiciones de vida y por el otro lado a la burguesía que se enriquece a costa del primero.

Estas nuevas condiciones históricas conllevarían a la generación de conflictos sociales entre estas dos clases, la iglesia ya no es capaz de cubrir con todas las necesidades que se exigen, se necesita profesionalizar las acciones de caridad realizadas hasta entonces por la iglesia. Se comienzan a crear organizaciones benéficas y asistenciales de carácter privado y publico. Como los problemas sociales cada vez son más complejos y se agudizan cada vez más, se necesita especializar a personas que sean capaces de tratar estos problemas ya no solamente movidos por la filantropía y el carácter humanitario, sino una profesión científica y técnica, que sea capaz de calmar los malestares y mejorar las condiciones de vida de los más pobres y de este modo evitar la aparición de conflictos sociales, esto unido con el auge de las organizaciones obreras y populares y el aumento de sus demandas, dan nacimiento a la formación de la profesión de servicio social que emerge como continuador de las ayudas realizadas por la Iglesia y las instituciones aristocráticas.

Las primeras formas de ejercer la profesión eran de carácter escéptico y acrítica, no se cuestionaba el sistema, no se buscaban las causas de fondo de los problemas sociales, si no que buscaba dar respuestas paliativas.

El servicio social influenciado por la ideología del capitalismo encuentra que el problema se encontraba en el individuo, el que seria su objeto principal de estudio y de intervención junto a la familia, pero nosotros sabemos que la pobreza no es por culpa del individuo, sino de un sistema que se basa en la propiedad privada, en la explotación de los hombres y en el mercantilismo de nuestras necesidades básicas, que se deja a una gran mayoría excluida del sistema, sin derecho a los bienes y obligada a vender su fuerza de trabajo por una miseria, mientras que la clase dominante gana millones y millones a costa del sufrimiento de la clase trabajadora.

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¿De que te sirve estudiar pobreza, desigualdad, desarrollo, si no vas a tomar posición por los pobres?


La fuerza de los revolucionarios no está en su ciencia esta en su fe, en su pasión, en su voluntad (J.C. Mariategui).

Un discurso común entre los estudiantes de Trabajo social, es el de considerar a los profesionales como “agentes de cambio”, como transformadores de la realidad compleja que nos afecta, que estudiando estrategias de desarrollo, enfoques de pobreza, necesidades humanas, etc. podremos acabar con la exclusión, la desigualdad.
En lo material solo nos sirve como objeto de estudio, que poco se refleja en la realidad cotidiana y que poco se relaciona con los actos que nos gustaría ver en la calle. A veces se nos olvida que los estudiantes de trabajo social poseemos características que nos unen con los otros sectores de la sociedad; como por ejemplo: el ser estudiantes, el ser poblador, incluso algunos trabajadores, es más, pertenecer a una misma clase. Es necesario e imprescindible decir que los cambios sociales no los realizan los “trabajadores sociales”, sino que un pueblo en su conjunto, organizado y movilizado desde las contradicciones que el mismo sistema impone.


Al alero del asistencialismo y la Beneficencia, han nacido distinto tipos de organizaciones e instituciones Públicas y Privadas, incluso empresas millonarias, para liberarse de pagar grandes sumas de impuestos, han tratado de dar soluciones a problemáticas como la pobreza, exclusión, deserción escolar, etc. Pero que, dentro de sus políticas y bajo el mismo sistema, han provocado los males que tratan de combatir. Sus posibles soluciones vienen a palear momentáneamente el dolor y la contradicción, pero cuando esta mediocre “medicina” se acaba, los síntomas rápidamente se asoman y mucho más agudizados y es que no han sabido o han ignorado, voluntaria o intencionalmente, el origen de tanta injusticia.

El capitalismo salvaje, el antagonismo de clases entre la burguesía y el proletariado, el Estado manteniendo al limite las contradicciones irreconciliables de clase, y por otro lado las organizaciones populares segregadas y mutiladas desde la contrarrevolución neoliberal, han desmantelado todo intento de organización, por lo cual el Trabajador Social, el estudiante de Trabajo Social, no ha podido construir organización ni siquiera dentro de su sector.

Educar y movilizar a su pueblo, son tareas un tanto alejadas para nosotros como estudiantes de Trabajo Social, sin embargo nuestros futuros colegas se han resguardado monetaria y profesionalmente en instituciones que no proponen ni apuestan a cambios estructurales de la sociedad, si no que mantienen el carácter benéfico y funcional al sistema imperante.


¿De que nos sirve reconocer las injusticias?… ¿De qué nos sirve conocerlas y verlas, si no tomamos posición, si no actuamos?

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¿Educación o Mercancía?



En la actualidad y durante toda la historia hemos estado relacionados al concepto de Mercancía, que por lo demás tiene un carácter netamente económico puesto que es creada para la venta y no para el propio consumo; Marx la define “como el elemento básico de la vida económica en la sociedad capitalista y que puede ser expresada en Valor, de uso o de cambio”.

El Valor de uso de un objeto es su capacidad para satisfacer alguna necesidad humana, que además posee un Valor de cambio muy bajo, como por ejemplo el agua, mientras que el Valor de cambio es el valor que un objeto tiene en el mercado y que se mide en dinero, en términos puramente cuantitativos, ejemplo el diamante.


Lo que un trabajador social comprometido con su labor de “agente social de cambio” debería hacer, es el incentivar y acompañar a la gente de las masas populares en su organización, ya que buscamos generar herramientas para que el pueblo pueda crear su propia iniciativa, y así lograr beneficios para si mismos en lo que más se pueda, por que también debemos ser consecuentes al decir que esto es solo el comienzo, el crear concientización para que paulatinamente la propia gente logre grandes cosas, y donde nosotros transformamos nuestra profesión, en una “intervención”, que muchas veces impide los procesos de emancipación que buscamos fomentar en las masas populares.
Por decirlo de algún modo, nosotros estamos para apoyar las decisiones que toma la gente común y corriente cuando se organiza, y que busca generar grandes procesos de cambios estructurales e históricos, donde emergen actores sociales que buscan mejorar la realidad en la que nos vemos inmersos. Con esto tratamos de dar a entender que, no estamos solamente para brindar canastas familiares y beneficios monetarios o de subsidio, sino que también estamos para el servicio del pueblo, y tomando en cuenta aquello, también nos vemos en la obligación de dar a conocer, y de aceptar, que paralelamente con nuestra labor de trabajadores sociales, existen personas que ejercen una labor similar a la nuestra y que no disponen de un título universitario ni nada por el estilo pero que cumplen un rol como el nuestro en la sociedad, que desempeñan un trabajo social desde la cotidianeidad. Son esas personas de simple vivir que se organizan en poblaciones, fabricas, villas y comunas de todo nuestro país, aquellas personas que crean juntas de vecinos, sindicatos, centros de madres, hogares y que cumplen una labor activa en la sociedad, que en general, buscan simplemente ayudar a la demás gente (mayoritariamente) sin un fin lucrativo, y que con el tiempo logran grandes cosas desde lo simple que parece la labor que cumplen en su entorno más cercano, y para beneficio de la comunidad en la que se ven inmersas no solo por un bien individual, si no que más bien colectivo. Nosotros estudiamos 5 años en la universidad buscando desempeñar una labor de “actores de cambio”, pero al parecer se nos olvida que existen otras personas que ya cumplen desde antes con un trabajo sino profesional, similar al nuestro, en donde pareciera que quisiéramos llegar a reproducir un sistema (de manera conciente o inconciente) establecido por las clases dominantes, y que no es exactamente lo que buscamos día tras día, sino más bien el avanzar junto al pueblo y acompañando sus luchas, acompañar a estas personas que de la cotidianidad realizan trabajo social, ya que también somos parte del cambio que queremos para el futuro.

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Trabadores Sociales y Trabajo Social Cotidiano.


En la labor que desempeñamos (O en cierta medida, pretendemos desempeñar) hoy como trabajadores sociales, podemos observar que esta se ha dividido en múltiples campos, los que pueden ir desde el trabajo social comunitario, rural, familiar u otros, y en los que nos vemos inmersos de alguna manera al neoliberalismo, donde muchos trabajadores sociales se dedican solamente con el cumplimiento de los objetivos de instituciones o del gobierno imperante de nuestro país, y donde pareciera que cumplir con sus plazos e ideas fuera mayoritariamente nuestro rol social. Por esto, la profesión que desempeñamos no tiene una sola definición, y es que podemos evidenciar distintos tipos de trabajadores sociales, basándonos en como están las cosas hoy en día. Normal o generalmente, el trabajo social es asociado al asistencialismo, donde nos vemos como la persona que brinda ayuda en una municipalidad o la persona que solo brinda beneficios (Cosa que también hacemos, más no es el epicentro de nuestro trabajo), que solo son soluciones inmediatas o parches, que finalmente no brindan un cambio de fondo a las problemáticas de las personas.


Lo que un trabajador social comprometido con su labor de “agente social de cambio” debería hacer, es el incentivar y acompañar a la gente de las masas populares en su organización, ya que buscamos generar herramientas para que el pueblo pueda crear su propia iniciativa, y así lograr beneficios para si mismos en lo que más se pueda, por que también debemos ser consecuentes al decir que esto es solo el comienzo, el crear concientización para que paulatinamente la propia gente logre grandes cosas, y donde nosotros transformamos nuestra profesión, en una “intervención”, que muchas veces impide los procesos de emancipación que buscamos fomentar en las masas populares.
Por decirlo de algún modo, nosotros estamos para apoyar las decisiones que toma la gente común y corriente cuando se organiza, y que busca generar grandes procesos de cambios estructurales e históricos, donde emergen actores sociales que buscan mejorar la realidad en la que nos vemos inmersos. Con esto tratamos de dar a entender que, no estamos solamente para brindar canastas familiares y beneficios monetarios o de subsidio, sino que también estamos para el servicio del pueblo, y tomando en cuenta aquello, también nos vemos en la obligación de dar a conocer, y de aceptar, que paralelamente con nuestra labor de trabajadores sociales, existen personas que ejercen una labor similar a la nuestra y que no disponen de un título universitario ni nada por el estilo pero que cumplen un rol como el nuestro en la sociedad, que desempeñan un trabajo social desde la cotidianeidad. Son esas personas de simple vivir que se organizan en poblaciones, fabricas, villas y comunas de todo nuestro país, aquellas personas que crean juntas de vecinos, sindicatos, centros de madres, hogares y que cumplen una labor activa en la sociedad, que en general, buscan simplemente ayudar a la demás gente (mayoritariamente) sin un fin lucrativo, y que con el tiempo logran grandes cosas desde lo simple que parece la labor que cumplen en su entorno más cercano, y para beneficio de la comunidad en la que se ven inmersas no solo por un bien individual, si no que más bien colectivo. Nosotros estudiamos 5 años en la universidad buscando desempeñar una labor de “actores de cambio”, pero al parecer se nos olvida que existen otras personas que ya cumplen desde antes con un trabajo sino profesional, similar al nuestro, en donde pareciera que quisiéramos llegar a reproducir un sistema (de manera conciente o inconciente) establecido por las clases dominantes, y que no es exactamente lo que buscamos día tras día, sino más bien el avanzar junto al pueblo y acompañando sus luchas, acompañar a estas personas que de la cotidianidad realizan trabajo social, ya que también somos parte del cambio que queremos para el futuro.
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